viernes, 29 de agosto de 2014

Dulces y suaves

Se puso roja cuando Katia dijo su nombre y caminó hacia ella con una enorme sonrisa en la cara. El color le llegó a las orejas cuando le puso tal vez demasiado amigablemente las manos sobre los hombros.

 Nos han retado -le anunció como si fuera la cosa más normal del mundo, como si ella no fuera mujer y eso no significara que teníamos que...

 ¿¡Besarnos!? las palabras salieron de su boca con más alarma de la planeada.

 Vamos, Ale, sólo es cosa de juntar los labios, un piquito.

No se dio cuenta del mondo en que empezó a negar con la cabeza. Ni siquiera sabía que se oponía tanto a la idea de besarla.

— ¡Es parte del juego! protestó Dijiste que jugaríamos...

Puso cara de berrinche como cada vez que a Ale no se le antojaba comprarle un helado. Por eso accedió, porque era una estrategia que nunca fallaba. Años después lamentaría no haber aprovechado para meterle la lengua a la boca cuando sintió lo dulces y suaves que eran sus labios.


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