sábado, 23 de agosto de 2014

Muñeca

Soy débil y no soy capaz de armarme de valor para alejar tus manos calientes cuando se acercan a mis pechos. La dejo subir, moverse, apretar. Simplemente la dejo hacer. Y cuando llega al final, me gusta fingir, imaginar que de verdad en algún momento lo disfruté. Ella no pregunta, sólo asume cosas y eso para mí es perfecto, evito tener que dar explicaciones.

Yo no la puedo tocar, no lo tengo permitido. De todas maneras no se me habría ocurrido, mi trabajo es ser su muñeca. Me parece bien nuestro trato, por eso ni siquiera intento detenerla cuando me deja en la cama sin ropa. No se despide, yo tampoco. Ya me llamará otro día para que hagamos lo mismo.

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