XX. Necesidad
Ese día van al cine. Quedaron de
verse en una plaza y Erica lleva cinco minutos esperando. Trata de evitar
prestar atención a los latidos exacerbados de su corazón. En ese momento
aparece Marisol y Erica le hace una seña con la mano, la misma de siempre, para
que se acerque.
Es la primera vez que Erica ve a
Marisol fuera de las instalaciones de la alberca y le parece extraño que no sólo
se vista con ropa deportiva; supone que Marisol ha de pensar lo mismo de ella y
la sola idea le hace gracia.
―¿Estás lista?
―Es la película de miedo, ¿no?
―Sí. El conjuro 2. ¿Viste la
primera?
―En realidad no tuve tiempo de ir
al cine en ese entonces ―responde con una sonrisa ligeramente culpable.
―No importa, de todas maneras
esta es una historia independiente y por suerte para ti no es clasificación C,
así que no hay problema con que no te dejen pasar ―dice a modo de broma. Recientemente
Erica descubrió que a Marisol le hace enojar que le hable de las muchas cosas
que no puede hacer por ser menor de edad.
―No me molestes con eso ―su tono
de voz está a la mitad de un berrinche y una amenaza, así que Erica se ríe
ruidosamente.
Marisol se cruza de brazos, poco
dispuesta a moverse para ir a recoger los boletos que Erica pidió en línea.
Erica la empuja desde atrás, por los hombros, y en poco tiempo Marisol accede a
caminar.
―Espérame aquí, voy por los
boletos ―le dice Erica y sale corriendo hacia la taquilla.
Recoge los boletos rápidamente y
regresa a donde está Marisol.
―La buena noticia es que casi no
hay gente. La mala es que ya se nos hizo tarde y la función comienza en cinco
minutos, así que si quieres palomitas hay que apurarnos.
Erica mira a Marisol y se fija en
los detalles de su risa ligeramente aguda.
―Sin palomitas está bien, no
quiero engordar ―responde aún riendo.
Erica se suma a su risa y nota
que Marisol la mira brevemente y luego aparta la mirada. Pasan de largo la
dulcería y entran en la sala.
Encuentran su lugar cuando ya se apagaron
las primeras luces pero aun así Erica nota que las personas que hay en la sala
van en pareja y se sientan muy juntitas. Voltea hacia Marisol, que se ha quedado
absorta en los comerciales. En la semi-oscuridad se ve aún más joven, como si
tuviera 12 años y no 14. Se pregunta si a los 14 a ella también le habría
gustado ir al cine con alguien mayor… Tal vez.
Se apagan todas las luces y
comienza la película. No sabe cuánto tiempo ha pasado pero las manos de Erica
se han puesto frías. Extraña más que nunca las palomitas porque así podría
alejar un poco la ansiedad. Atrás de ellas parece haber un grupo de personas y
les ha dado por gritar en los momentos en que a ella igual le gustaría hacerlo.
Mira a Marisol. Se ha cubierto
los oídos con las manos y tiene los ojos muy abiertos. Quizá fue una mala idea
llevarla a ver esa película. De pronto siente la necesidad de protegerla. No
hay ninguna división entre los asientos, así que se recorre todo lo que puede
hacia Marisol y le pone una mano en la pierna.
―No es real ―le susurra.
Marisol asiente con la cabeza y
se recarga en su pecho. Entonces Erica la rodea con los brazos.
Se quedan así el resto de la
película. Cuando todo termina y las luces se encienden, permanecen abrazadas
durante unos minutos más. Luego se sueltan al mismo tiempo, como si las dos se
dieran cuenta de que no deben comportarse así.
―Gracias. ¿Podrías… no decirle a
nadie que me dan miedo estas cosas? ―pregunta Marisol mirando hacia el piso y
con la cara roja.
―No te preocupes. Fue mi culpa de
todas maneras. Podemos decir que fuimos a ver la película animada que querías
ver ―responde Erica sonriendo.
―Esa es una buena idea ―dice y
sonríe también.
Erica nota de nuevo esa sensación
incómoda en el estómago y se lleva una mano a la cintura para intentar
calmarse.
―¿Quieres hacer otra cosa? ―la
pregunta sale de su boca sin que se dé cuenta. Mira a Marisol inquieta,
preocupada por que la pequeña pueda darse cuenta de que pasa algo extraño con
ella.
―M-me gustaría pero mi mamá dijo
que después de eso iríamos a casa de mi abuela…
―No te preocupes. ¿Dónde te va a
recoger tu mamá?
―En la salida del centro
comercial. Supongo que ya debe estar allí, le dije a qué hora empezaba la
película.
Se de pie unos momentos en un
silencio incómoda. Marisol toma la iniciativa entonces, se acerca a Erica y le
da un beso en la mejilla.
―Nos vemos el lunes Erica.
―Sí, cuídate y no sueñes cosas
feas.
―Trataré.
Erica se queda en el mismo lugar
viendo cómo Marisol se aleja. Cuando la pierde de vista comienza a reír como
tonta.