domingo, 17 de agosto de 2014

Magia

Escuchó la canción por quinta vez y el nudo en la garganta siguió del mismo tamaño. Creyó que por lo menos podría desahogarse y soltar todas las lágrimas que querían seguir atrapadas pero simplemente no resultaba. Se miró las manos, blancas y bien cuidadas, y trató de gritar. Tampoco funcionó. Podría sólo pellizcarse fuerte o darse un golpe en la cara... No, no quería llegar a eso.

Tal vez el camino más fácil era la aceptación. Dejó que la canción sonara por sexta vez y se lo dijo: Raquel la había abandonado. Como si se tratara de magia, comenzó a llorar, sintiendo el éxtasis de la liberación.

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