viernes, 1 de agosto de 2014

Asustada

Ella no es quien quiero que sea. No me abraza por las noches cuando es hora de dormir ni me dedica palabras dulces cuando hacemos el amor. No me mira mientras comemos, ni me dedica un solo "adiós" cuando separamos nuestras vidas para ir a trabajar. No sonríe para mí, no me habla, no está conmigo cuando tiene que estar. No es aquella que conocí hace tres inviernos cuando salí a pasear.

Y estoy segura de que yo no soy quien ella quiere que sea. No tengo los ojos verdes, ni el cabello de algún color claro, ni la piel blanca, lechosa más bien, que tenía la que era su amor. Yo trato de reemplazar y eso hace que me aborrezca, me rechace, me odie cada vez más. Y aunque no me lo diga me lo hace sentir con cada embestida de su mano, con cada mordida en el cuello y con cada cicatriz.

Ella no es quien quiero que sea, yo no soy quien quiere que sea, nosotras no somos lo mejor que pudimos ser. Está bien. Lo importante aquí es no quedarnos solas. Estamos juntas sólo por la compañía porque el miedo a la soledad es más fuerte que la felicidad. Ay, Dios mío, estamos tan asustadas...

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