No me importa estar sola, lo que me importa es estar tan a la deriva sin ella, no ser suya y que me duela; eso sí importa.
Por primera vez, dejé que me abandonara, que simplemente se diera la vuelta y se marchara, llevándose su presencia reconfortante.
Noté los detalles de su beso pero ignoré sus palabras, y alcancé a verla entre la multitud, alejándose. Nunca la volví a ver. Me quedé sentada en el mismo lugar sin el valor de llorar. No la llamé ni le mandé ningún mensaje y, justo como supe que pasaría, ella tampoco lo hizo.
Y no sé si en realidad me arrepiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario