No esperaba que Cassandra le diera ese pequeño
beso en los labios. Simplemente porque ella no era del tipo de personas que
tomaba la iniciativa. Se puso feliz, melancólica, pensativa y confundida a la
vez, así que trató de afianzar la imagen mental de su mano unida a la de su
nueva pareja.
Desde luego, tampoco se esperaba que esa misma
Cassandra se le acercara con casi ternura y le diera un abrazo, juntando los
pechos de ambas. Sin embargo, la sensación fue tan reconfortante que sólo se le
ocurrió rodear el cuello de su novia con sus brazos.
-- ¿Y mi Cassandra? --se le ocurrió preguntar
con los ojos cerrados, cerca de su oído.
-- Se la llevaron los aliens --fue su
respuesta, a la que siguió un pequeño beso en la mejilla--. Es que me gustas
mucho.
Dejó de preocuparse incluso por la rotación de
la tierra y se perdió en la ternura de Cassandra.
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