martes, 11 de junio de 2013

Papel

"...No, no nos encontramos, yo te busqué. Y ten la conciencia limpia porque tampoco nos enamoramos, yo te embrujé. Me empeñé tanto que tuviste que ceder, y fue tan grande mi obsesión que no tuviste la oportunidad de elegir, fue más bien una obligación. No te preocupes ya por nada, ni por mí, ni por mi poca cordura, ni por los intentos vanos que hago para tratar de no volver a ganar este amor, ni siquiera por las veces que he intentado arrebatarme algo que no me pertenece.

Te lo digo de verdad, no guardes rencores ni amores, ni cariños superficiales, ni ilusiones efímeras. No pienses en relacionar nunca más tu vida con la mía porque ni tengo ganas ni disposición. Tranquilízate si leer el último vestigio de respeto que me queda mueve tu dolor, no lo dejes salir, hazlo prisionero. ¿Recuerdas cuando te dije que quería ser como tú? ¿Recuerdas que me gustaba tu poca expresión? Por eso confío en ti, en que nadie se enterará y en que podré irme a algún lugar lejano sin llorar.

Olvídate de mí, yo ya te he olvidado..."

Ana arrugó el papel, comprimiéndolo en una esfera, arrugándolo, y luego lo tiró al piso. Acto seguido, se encerró a llorar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario