lunes, 15 de abril de 2013

Atrás y adelante

Metió su lengua entre los sabrosos labios vaginales y procedió a moverla. Adelante atrás, atrás y adelante. Siguió en círculos, explorando cada salado rincón. Alzó ligeramente la cabeza y con éxtasis contempló el rostro de su amante nocturno: placer. Regresó a su maniobra, complacida por los sonidos guturales que escapan de una boca ajena. Lamió de arriba a abajo el exterior del sexo hasta que la otra le pidió que la penetrara. Obedientemente le mostró dos dedos, sonrió lascivamente, los lamió y los metió en la húmeda cavidad. La sensación era indescriptible, se sentía arrullada y protegida. Exploró poco a poco el lugar embarrándose cada vez más con los fluidos. Tocó todos los extremos y giró hacia todos los lados. Por fin, la otra mujer culminó el procedimiento. Salió de ese cuerpo ajeno, se sentó a lado y le preguntó:

— ¿Cómo estuvo? ¿Mejor que con tu esposo?

La mujer que aún yacía en la cama abrió lentamente los ojos. Intentó pronunciar algo pero pareció retractarse. La observó en silencio por largo rato.

— Pregúntaselo a él.

— Lo haré mañana, mamá.

La joven salió de la habitación cuidando que su padre no se enterara de su paradero. Visitaría a mamá más a menudo.

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