martes, 22 de julio de 2014

Maldita sea V

— Vamos, háblale —le dijo a su novia. Se refería a la joven agradable y tímida que habían conocido recientemente. Estaba segura de que su novia quería ser su amiga pero no se animaba y por algún motivo ajeno a su compresión no le pareció mala idea forzar las cosas.

— N-no, así está bien. Luego le hablo —respondió mientras reía. Notó que su voz transmitía nerviosismo y lo comprobó sujetando su mano y dándose cuenta de que sudaba. Era extraño, claro, pero... ¿Y si le gustaba? Volteó hacia la mujer con la que vivía y no pudo evitar observar que su mirada no se apartaba de la nueva joven.

Algo en su interior le dijo que estaba bien, que no pasaría nada porque ella era mejor. Por eso no le vio nada de malo a empujarla a la tentación, era sólo un pequeño juego que no tendría ninguna consecuencia, nada malo para nadie. Todo seguiría igual, ¿verdad?


------------


Despertó asustada. Hacía ya varias noches que tenía ese sueño y le daba mucho miedo. ¿Significaba que era su culpa? No, era de su ex novia por haberla engañado, sólo de ella. Le pareció increíble que después de un año y medio le siguieran atormentando las mismas cosas. Ya ni siquiera vivía en el mismo lugar, tenía otra casa, otra novia (viva, por cierto), una nueva mascota porque no se había sentido con la fuerza de quedarse con la anterior. Todo había cambiado.

De la nada, empezó a llorar y lo único que se le ocurrió fue encender la televisión rápidamente para intentar hacer que esas ideas se esfumaran. Y tuvo éxito, después de unos minutos las lágrimas se fueron y casi se sintió con ánimos de emprender otro día. Maldita sea, ¿por qué en serio no pudo ser diferente? A veces de verdad lo lamentaba.



Fin.

No hay comentarios:

Publicar un comentario