jueves, 29 de mayo de 2014

Pistola

Cuando las vio besándose se llenó de envidia. Se puso verde y empezó a llorar agua amarga. Las observó con detenimiento, primero a la rubia que parecía una cualquiera y luego a la pelirroja que era exactamente su tipo. Sacó la pistola del bolso, dio unos pasitos con los zapatos de tacón rojos que tanto le gustaban y le disparó a la rubia. Le alegró ver cómo el cuerpo caía y sintió que la pelirroja estaba libre de trabas para ser suya.

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