viernes, 9 de mayo de 2014

Beso retorcido

Uy, no, uy, no, viene tras de ti. Te hace sentir pequeña, minúscula, insignificante. Con esa capa que se ha puesto, con esa ropa negra, con esos zapatos de tacón gastados, con esa presencia que se hace más y más grande.

Ay, no, ay, no, te ha alcanzado. Sin esperarlo, ves sus ojos brillantes, sus labios de mujer y sientes que los pega a los tuyos, en una especie de beso retorcido. Tratas de gritar pero te asfixias, incluso después de que despegara su boca de la tuya.

Ah, oyes su gemido, su voz rota por el placer y notas que la sangre se vacía de tu interior al suyo. Sus colmillos están manchados de sangre, de tu sangre, y te obliga a observarlos. Fijas la mirada en ellos, te vas apagando. No es un sueño, no despertarás, no saldrás de esta.

Con un último suspiro, le juras que la amas como nunca has amado a nadie. Eres una mujer inteligente y ella una vampiresa solitaria. Duda por un segundo y luego sale corriendo, dejándote a tu suerte en un mundo en que ya no cabes porque ya no estás viva... pero tampoco muerta.

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