sábado, 19 de abril de 2014

Favor

No volteé aunque también me dolía. No escuché sus palabras llenas de súplicas ni el sonido de sus lágrimas al golpear el pasto. Tampoco me toqué el corazón cuando me alejaba de ella con paso lento, cansado, poco decidido. No le puse atención a los enormes deseos que tenía de regresar y de decirle que no había pasado nada, que todo podría seguir como antes.

Y no lloré. Era el fin de nuestra relación y era patético que terminara en el jardín de una conocida universidad. Observé a los estudiantes que se aglutinaban alrededor de puestos de comida o bajo árboles con pocas hojas mientras yo, la rota yo, me iba con deseos de no volver jamás. En esos momentos incluso olvidé que también estudiaba ahí y que mis sueños estaban en peligro.

Pero yo sí regresé y ella me hizo el favor de casarse con su amante y dar a luz a su hijo.

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