miércoles, 23 de abril de 2014

Estrellas

¿Qué es para ti un siglo sino un parpadeo misericordioso de un animal muy pequeño? ¿Qué es para ti saber que todo acaba pero tú eres eterna? También yo acabaré algún día y entonces sentirás la pena de la pérdida definitiva, el peso de la muerte. Tal vez incluso sientas deseos de acabar con tu vida, una vida que se ha convertido en una maldición.

— Para siempre no es tanto tiempo —me dices mientras miras las estrellas, una de las pocas cosas que te ha hecho compañía en esta incansable vigilia.

Yo no respondo. Para mí aún lo es, son siglos y siglos de felicidad, de sufrimiento, de desesperación, de melancolía... Son siglos que no estoy segura de querer vivir, aunque esté a tu lado. Recostada en ese pasto más amarillo que verde, pido el deseo de querer estar contigo para siempre.

Me miras, indagando. Lo sabes, como todo lo que pasa por mi mente. Quiero escapar de ti, salir corriendo y que no puedas seguirme. Me levanto de golpe, me despido con la mano. Sé que me estarás esperando en el mismo lugar... mañana, en una semana, en un año. No importa. Tenemos la eternidad a nuestra disposición.

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