martes, 29 de abril de 2014

Acción evasiva

Te miro, me miras. Te acercas, trato de alejarme pero noto que estoy sentada contra la pared y que cualquier movimiento de escape parecería ridículo. Me quedo quieta, pensando que si no me muevo no me verás. Quedas frente a mi rostro y percibo la fragancia a eucalipto de tu aliento. Divago, tratando de no mirar fijamente tus labios ni de hacer contacto con tus ojos verdes.

Noto que uno de tus brazos se apoya en la pared, luego el otro, y después mi cabeza queda encerrada. Cualquier acción evasiva ha sido neutralizada y mi corazón comienza a latir deprisa, tanto que parece que va a salirse de su lugar. Sudo, frío, caliente y de todas las temperaturas que se le ocurren a mi cuerpo. Me parece que dices algo, no presto atención. Sigo alejando la mirada de ti, la llevo hacia los salones de clases, hacia un lugar donde podría estar segura.

Tengo la certeza de que es demasiado tarde cuando siento que me besas. Abro la boca por instinto, porque ya ha pasado tantas veces que se ha vuelto un mero reflejo. Te correspondo y cuando terminas de besarme regresas a tu posición original. Tomas el libro que habías dejado en el suelo y vuelves a centrarte en él. Y yo intento, trato con todas mis fuerzas, de fundirme con la pared pero lo único que logro es hacer que alces la vista del libro y me cierres el ojo en un guiño coqueto.

Suspiro, me relajo un poco. La próxima vez anticiparé el movimiento y tendré la oportunidad de salir corriendo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario