Ella ya
no tiene ojos para mí. Es lógico, ahora tiene una familia... Es
increíble cómo pasa el tiempo, lo mucho que me ha dolido y que sigue
doliéndome. He pasado muchos años a su lado, más de los que la gente
acostumbra, más de los necesarios. He sido su amiga, alguien a quien
llama y está, que ignora a todos para correr a sus brazos abiertos
únicamente en plan de amistad. He sido la que escucha, la que se traga
el coraje cuando aconseja sobre asuntos de amor, la que llora y sangra
por cada decepción, por cada mala decisión que toma.
He sido pero ya no sigo siendo. Duele el recuerdo, duele saber que nunca fue y que ya no será. Duele ver sus fotos, nuestras fotos... pensar los buenos momentos que vivimos, saber que ahora los comparte con otros. Ya no la busco, aunque la extrañe. Sigo alegrándome cuando me manda un mensaje, cuando me pide que salgamos y la rechazo. Sufro cuando desiste, cuando sé que no le importo, cuando pienso en ese hijo que terminó por robármela. Nunca fue mía, pero en un momento de su vida fui la persona más importante para ella.
Desearía regresar el tiempo para que todo el dolor se acumulara, para que tuviera ojos para mí, sólo para mí, aunque sea en esos breves instantes.
He sido pero ya no sigo siendo. Duele el recuerdo, duele saber que nunca fue y que ya no será. Duele ver sus fotos, nuestras fotos... pensar los buenos momentos que vivimos, saber que ahora los comparte con otros. Ya no la busco, aunque la extrañe. Sigo alegrándome cuando me manda un mensaje, cuando me pide que salgamos y la rechazo. Sufro cuando desiste, cuando sé que no le importo, cuando pienso en ese hijo que terminó por robármela. Nunca fue mía, pero en un momento de su vida fui la persona más importante para ella.
Desearía regresar el tiempo para que todo el dolor se acumulara, para que tuviera ojos para mí, sólo para mí, aunque sea en esos breves instantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario