La luna
no brillaba pero estaba ahí, detrás de las nubes. Ella estaba desnuda,
en medio de la noche, contemplando el cielo sin estrellas, segura de que
en unos momentos comenzaría a llover. Apenas eran las 11 de la noche.
Para poder llegar a su casa sin que muchos la vieran así (sin ropa)
debería esperar hasta que diera la 1 de la madrugada. Maldita ciudad
concurrida.
Se sentó, cuidando no hacerse daño, en una banca. Estaba sucia y sintió asco. Suspiró. La habían engañado. No podía soportar la decepción de la traición, lo estúpido de su ingenuidad y la mala suerte que cargaba. Había seguido a una mujer hasta allí. A una mujer que había conocido en un tugurio. ¿Y por qué? Porque le había dado unos besos, se había dejado masajear los senos y le había hecho sentir cosquillas en la entrepierna.
Se levantó, con ganas de golpearse en la cara hasta quedar inconsciente. La mujer era guapa, sensual… y le prometió una noche que jamás olvidaría. Por lo menos había cumplido su promesa. Nunca iba a olvidar cómo la mujer la emboscó en medio de ese parque, sacó una pistola y le obligó a entregarle todo, incluso el juramento de no delatarla. Luego le dio un beso en la boca y se fue.
Qué mala suerte. Decidió comenzar a caminar. No volvería a confiar en una mujer guapa.
Se sentó, cuidando no hacerse daño, en una banca. Estaba sucia y sintió asco. Suspiró. La habían engañado. No podía soportar la decepción de la traición, lo estúpido de su ingenuidad y la mala suerte que cargaba. Había seguido a una mujer hasta allí. A una mujer que había conocido en un tugurio. ¿Y por qué? Porque le había dado unos besos, se había dejado masajear los senos y le había hecho sentir cosquillas en la entrepierna.
Se levantó, con ganas de golpearse en la cara hasta quedar inconsciente. La mujer era guapa, sensual… y le prometió una noche que jamás olvidaría. Por lo menos había cumplido su promesa. Nunca iba a olvidar cómo la mujer la emboscó en medio de ese parque, sacó una pistola y le obligó a entregarle todo, incluso el juramento de no delatarla. Luego le dio un beso en la boca y se fue.
Qué mala suerte. Decidió comenzar a caminar. No volvería a confiar en una mujer guapa.
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