viernes, 27 de septiembre de 2013

La venganza perfecta

La penetró con dos dedos. Dolores gritó al sentirse llena, tal vez demasiado para su gusto. Creyó que la estaba desgarrando, que sangraba. La otra mujer se ocupaba de sonreír con una cruel complacencia, emitiendo gemidos ahogados.

Dolores comenzó a disfrutar el acto. El dolor había pasado a segundo plano y ahora estar tan llena la hacía sentirse completa. Comenzó temblar y a emitir ruidos que le parecieron terriblemente obscenos. Echó la cabeza hacia atrás y notó lo sudada que estaba. Cerró con fuerza los ojos y lo sintió llegar.

Se abrazó a la mujer, con ganas de más. El momento pasó. Le pareció injusto que sólo hiciera una breve pausa para satisfacerla y luego huyera. Tocó la zona íntima de la otra y vio lo húmeda que estaba. Ah, la venganza perfecta. Dolores se abalanzó sobre ella, aún sin poder cerrar las piernas, y la penetró con tres dedos de una sola estocada.

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