domingo, 22 de septiembre de 2013

Miénteme

Dime que no es cierto, que esto no está pasando. Miénteme, miénteme tan bien como siempre lo has hecho. ¿Por qué te quedas callada? ¿Por qué ni siquiera murmuras? ¿Por qué tus parpadeos desolados me asustan tanto? Ayúdame, ayúdame aunque sea susurrándome al oído que todo está bien. Imagina que no hay sangre debajo de mi cabeza, que esa sangre no hizo que mi cabello se volviera una maraña, que me veo bonita a pesar de estar tan pálida, mutilada, tan adolorida que ya no siento ese dolor.

Sonríe para mí, aunque sea con tristeza. Miénteme, miénteme rápido, que ya no aguanto el dolor invisible del brazo arrancado y del pie faltante. No mires mi cráneo roto, abollado, sangrante, mejor concéntrate en mis ojos, aunque se apaguen poco a poco. Tampoco pongas atención a mis dedos retorcidos, quebrados por la colisión. Dime que estás bien, que además de esos rasguños casi superficiales no te pasó nada. ¿Tienes miedo? Consuélame con que no, con que todo estará bien aunque vaya a morir aquí antes de que llegue la ambulancia.

¡No veas! No veas la sangre que sale de mi boca cuando trato de hablar. Dame un beso, anda, el último beso que me darás. Dime que no pasará nada malo, que en el más allá todo es mejor… que te volveré a encontrar tarde o temprano porque tenemos una vida que completar. Miénteme, miénteme con todas las mentiras que te has estado guardando, miénteme ya que me estoy muriendo. Y antes de irme quiero que me digas que me amas, es mi deseo más grande, aunque también sea una mentira.

No hay comentarios:

Publicar un comentario