lunes, 20 de octubre de 2014

Amargo como el chocolate: 8

8. Solución

Abigail la besa en la boca, con fuerza. Le muerde el labio y la vuelve a besar. Si tan sólo siempre pudiera ser así de fácil. Siente la necesidad de poseerla, de sentir que es sólo suya. Baja por su cuello, dándole besitos, dejándole marcas para que el mundo lo note. La urgencia la está dominando. Le quita la ropa, toda, sin contemplaciones, sin romanticismos. Deseo puro.

Observa lo guapa que es Paulina, lo bien que se ve. Sus pechos son enormes y se pierde en ellos. Los saborea. Le gusta que sus pezones se paren y que eso la haga gemir. Le gusta hacerla gemir. La tira en la cama, de golpe, sin que le preocupe nada que no sea el placer del acto carnal. Le agarra las nalgas, con fuerza. Si pudiera, se la pasaría todo el día abrazando ese cuerpo desnudo.

Paulina suspira, gime y se retuerce. Disfruta. Y el deseo hace que Abigail no repare en nada que no sea ella. Se mete entre sus piernas y lame su punto de placer. Paulina le pide que pare y ella, tan buena como es, obedece. La mira a la cara, nota que está sonrojada, que respira con dificultad. Sabe que la quiere tener dentro.

Sube, la besa de nuevo, la penetra. Paulina suelta un gritito y sonríe de esa manera tímida que la hace volverse loca. Se mueve a un buen ritmo, ni muy lento ni muy rápido y así continúa hasta que Paulina menea las caderas con más fuerza, pidiendo algo más profundo. La complace. Le besa los senos mientras está en su interior, los mordisquea. Siente que Paulina termina y se relaja. Es como si ella hubiera terminado también.

Se chupa los dedos y Paulina la regaña, más en broma que en serio. Luego se le va encima. Paulina es ágil ahora y se mete entre sus piernas para hacerla retorcerse a su gusto. Lo disfruta. Abigail se aferra a las sábanas cuando ya no puede más y termina con un gemido ahogado y sugerente movimiento de cadera.


Se quedan abrazadas. Han solucionado un conflicto de la mejor manera posible y aspira a que siempre sea así. Le da un beso tierno y nota que Paulina se está quedando dormida. Se deja llevar por el sueño también. Espera que despierten alegres y sin rencores. Por favor.

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