lunes, 2 de junio de 2014

Lástima

Le di un año para tomar una decisión. Una año durante el cual no la molesté en lo más mínimo, ni con una palabra, ni con una mirada, ni con un encuentro casual. Traté de seguir el rumbo de mi vida, sonriendo por las mañanas mientras daba clases de inglés y llorando en las frías madrugadas, extrañando su calor a mi lado en la cama.

Me dijeron que te habían visto con otra mujer e intenté no darle importancia. Era parte del trato: un año para que experimentaras y decidieras si aún querías estar conmigo. Era una apuesta arriesgada, lo sabía, pero quise que compartiéramos el juego. Además era mejor que no tener ni siquiera la esperanza de que volverías.

Después me enteré de que estabas saliendo con un joven atlético y que lo habías llevado a tu casa, la mayor concesión que a mí nunca me había correspondido. Evité llorar. Cuando el plazo llegara a su fin, tendrías que decirme los motivos, darme la estocada final.

En realidad no sé en qué momento dejé de seguirte el rastro. Sólo sé que cuando me encontré frente a ti, me vi dándote excusas para no volver a nuestra relación. Me había enamorado de otra mujer, una que sí me daba concesiones y que no me pediría tiempo cada vez que se sintiera insegura.

Lamenté saber meses después que estabas embarazada y que te ibas a casar con aquel joven atlético. En realidad fue una verdadera lástima.

No hay comentarios:

Publicar un comentario