domingo, 8 de junio de 2014

Celos (I)

Karina:

Esta vez no sé qué hice mal. Íbamos caminando, hablando de la clase de ética, y entonces te enojaste, prácticamente de la nada. Incluso te paraste a media calle, me miraste feo y te largaste. No quise seguirte porque sé que es lo peor que podría hacer, sólo te enojarías más. Luego te llamé, una, dos, cinco o diez veces, y en ninguna ocasión se te antojó responder.

He analizado la plática, mi conducta y la tuya pero no puedo llegar a ninguna conclusión. ¿Fue porque dije que me gustaría tener los senos como los de la maestra? ¿O porque te conté cuando ella me gustaba? No tengo ni la menor idea de si activé tus celos o si simplemente no volteé a verte cuando lo deseabas. Pruebo escribirte porque sé que lo leerás y aunque no me respondas ya no habrá quedado en mí.

Digo, no pienses que no me importa, es que tu actitud me saca de onda... me cansa un poco también. Es difícil estar pensando cada paso para no provocar tu carácter. Y sé que no me obligas a nada, yo decidí andar contigo, acepté tu propuesta, pero no me parece justo que me hagas rogarte cada dos días. Ya no sé qué decirte, sólo espero tu respuesta. Si no, paso a verte el jueves.

Cuídate, Karina.


No hay comentarios:

Publicar un comentario