Observó
la escena a unos pasos de distancia. Ellos ni siquiera lo notaron, así de
concentrados estaban en su asunto. No dijo nada; se concentró en no
desesperarse, no hablar precipitadamente. Guardó toda la ira y tristeza en un
cajón de su corazoncito roto y lo cerró con llave para no volver a abrirlo por
lo menos en las siguientes dos horas.
Los
susodichos de pronto la vieron, se alarmaron al verse descubiertos y ocultaron
todas las muestras de amor que hacía apenas un minuto se manifestaban. Luego
empezaron a deshacerse en tartamudeos culposos que, por lo mismo, no tenían
sentido. Ella sonrió, dolida, decepcionada, traicionada. Su novia y su mejor
amigo se estaban besando. Le habían sido infiel.
Quiso
preguntar el clásico "¿cómo pudieron?" pero había visto lo
suficiente.
— Entre
nosotros todo terminó —declaró, dirigiéndose a ambos.
Podían
irse a joder, pero muy lejos de ella. Ya luego lloraría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario