sábado, 20 de agosto de 2016

[Butterfly] 27. Leer



XXVII. Leer


No puede postergarlo más. Es ahora o nunca. Erica sale de la alberca en el momento justo.

―¿Podemos platicar un rato? ―le pregunta.

―Claro ―Erica le sonríe de esa manera amable que siempre hace que se sienta feliz.

Caminan en silencio hacia la salida y en lugar de que cada quien tome su rumbo rápidamente, se sientan en la banqueta a cierta distancia de la puerta principal.

―¿No podíamos empezar a hablar en el camino? ―aunque Erica se ríe un poco cuando dice eso, Marisol tiene la impresión de que está nerviosa.

―Es mejor si estamos cómodas ―responde con la voz más tranquila que puede encontrar. Intenta soltar una risita pero no puede, se le queda en el pecho y le causa incomodidad.

―Está bien ―estira las piernas y clava la mirada en las puntas de sus zapatos deportivos―. ¿Pasó algo?

―No. Bueno, sí. Algo así. Es que… Erica… tú… ―respira profundo. Por un momento no se cree capaz de decirlo―. Tú me gustas Erica, me gustas mucho.

Erica voltea hacia Marisol. Tiene los ojos muy abiertos y la cara roja. Se muerde el labio, se pasa las manos por la cara y susurra algo. Marisol no puede escuchar las palabras pero puede leer sus labios. “No puede ser”.

―Erica…

Erica ignora su súplica. Se levanta y comienza a alejarse. No se despide con la mano ni le dirige una última mirada. Sabe que de nada le sirve ir tras ella, que lo más probable es que no la escuche. La incomodidad en el pecho de Marisol se convierte en dolor.

“Sí puede ser Erica”, piensa antes de comenzar a llorar desconsoladamente.

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