XXII. Disfraz
El entrenador les pidió llevar un
suéter y un pantalón de mezclilla y Erica se siente ridícula vestida así dentro
del agua. Marisol voltea a verla y comienza a reírse.
―¡Te ves tan rara!
Erica se fija en la ropa de
Marisol y luego mira a las demás chicas. La pequeña tiene razón, todas lucen
raras y fuera de lugar, como si usaran un disfraz extravagante en una fiesta de
etiqueta.
―Este hombre tiene cada idea...
―dice entornando los ojos. Aunque aún no han comenzado a nadar y sólo se ha tenido
que mover un par de pasos, siente el peso adicional.
―Hoy tendrán que usar eso durante
40 minutos seguidos ―comienza el entrenador―. Pueden nadar en el estilo que
quieran. Por el esfuerzo, recomiendo crol.
―¿En qué vas a ir? ―le susurra
Marisol pegándose mucho a ella. Erica intenta convencer a su corazón de que
deje de latir tan rápido.
―Crol. No quiero morir hoy.
―Eso es genial, tampoco quiero
que mueras, de preferencia nunca… ―se interrumpe bruscamente y se le pone roja
la cara. Erica suelta una risita y, cediendo a un impulso, toma su mano
brevemente.
Voltea hacia el otro lado cuando
la suelta y nota que dos de las tres chicas que nadan adelante de ella en crol
ya salieron. Espera cuatro segundos después de que sale la tercera y se empuja
de la pared. Intenta no pensar en la suavidad de la mano de la pequeña... En
realidad intenta no pensar en nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario