jueves, 10 de octubre de 2013

Beso en juego



No pensaba volver a hacerlo pero las ganas pudieron más que ella. La traicionó, por segunda o tercera vez en el último mes. Pensándolo objetivamente, no era tanto, especialmente si consideraba que esas dos o tres veces eran las únicas que lo había hecho. Al parecer, la otra no pensaba lo mismo, pues le estampó una bofetada que hizo demasiado ruido.

— Te dije que no estaba lista, que no lo volvieras a hacer —le echó en cara con un leve deje de culpa en la voz, como si el golpe hubiese sido un reflejo y nada más.

No tuvo el valor de responder. Ella, que se creía una mujer de palabra, había prácticamente prometido que no volvería a pasar, no a menos que la otra quisiera. Pero creía que un beso no podía hacer mucho daño. Un beso era casi nada. Además, era un beso sin lengua, sin abrir la boca porque la otra no le correspondía, un simple roce de labios.

Bajó la mirada y siguió caminando a su lado. En ese sentido, la otra siempre era más fuerte, le resultaba todo más fácil. Sabía que sólo había aceptado ser su "novia" para no romperle el corazón, porque no había resistido el tono de dolor en la confesión de amor. Sin embargo, no lo deseaba. Ella no le parecía atractiva, no le gustaba más que como compañera de aventuras.

El tiempo lo haría más difícil, tenía la certeza. No obstante, ese día no le importaba. Si podía sostener su mano aunque fuese durantre un segundo antes de cruzar una calle… lo demás era lo de menos. Tal vez algún día la otra le diera un beso, un beso en juego, debido a un estado de ebriedad, pero uno más real que sus tres intentos fallidos. Sintió las lágrimas en las mejillas pero las limpió con rapidez. Y forzó una sonrisa.

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