Se arrodilló y le tomó las manos.
— Quiero estar contigo, eso es lo que quiero —dijo por fin, respondiendo a la pregunta formulada con anterioridad.
Luego se quedó en silencio, mirando el piso y concentrándose en el ir y venir de las personas por la avenida. Volteó hacia su amor y supo que ella iba a besarla. Lo hizo. Y tuvo miedo.
— ¿Qué es lo que quieres? —volvió a preguntar la mujer que estaba sentada, dando muestras considerables de frustración.
— Estar contigo —respondió la otra sin soltar sus manos, más decidida.
Y esa vez, esa única vez, fue ella quien dio el beso.
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