jueves, 16 de enero de 2014

Reconocer la belleza

El lugar era pequeño y estaba repleto de gente. Seguramente por eso tenía calor, mucho calor. Se quitó la chaqueta con doble forro que llevaba puesta, sin levantarse, sin mucha coordinación porque el alcohol ya había hecho efecto. Sabía que había llegado con alguien, con una amiga del curso de ruso que conocía desde hacía unos meses... pero no recordaba qué había pasado con ella. Si los rumores que creía haber escuchado eran correctos, lo más seguro era que estuviese en el baño del local follando con algún tipo que acababa de conocer.

Trató de levantarse para ir por otra copa de vodka con jugo arándano o de ron con gaseosa o por una cerveza, no importaba. Lo que quería era seguir olvidando que el hombre al que había amado durante años tenía un romance seguramente fugaz con otra mujer. Consiguió ponerse en pie. Estaba mareada y tenía ligeras ganas de vomitar. Intentó convencerse de que más alcohol le quitaría las molestias, así que se obligó a caminar hasta la barra, a interminables 10 metros de donde estaba. Trastabilló en la primera oportunidad que tuvo y derramó una cerveza olvidada, manchándose con ella la parte inferior de sus ajustados vaqueros.

Siguió el angustioso camino, con más velocidad de la conveniente. Estaba consciente de que no caminaba en línea recta, pero tampoco era como si fuese posible: había muchas parejas e incluso tríos bailando por todo el lugar, sin organización alguna. También vio a un joven que bailaba solo, moviendo las caderas al ritmo de la música electrónica que predominaba a esa hora de la noche, posiblemente madrugada. Se detuvo a unos pasos de la barra para recuperar las fuerzas. Las luces de colores primarios parecían querer provocarle convulsiones y el volumen de la música no contribuía mucho a que se sintiera mejor.

Se disponía a reanudar la marcha cuando alguien la tomó por la cintura y comenzó a bailar. Entornó los ojos para que la visión distorsionada de las cosas tomara un poco más de forma y logró distinguir a una joven de cabello largo, seguramente teñido o con extensiones, delgada y con ropa abrumadoramente pequeña. Se quedó sin aliento cuando la mujer se pegó a su cuerpo con la suficiente cercanía como para sentir sus pechos. Abrió más los ojos, confundida.

— Baila conmigo —escuchó demasiado cerca de su oído. Notó que la mujer la estaba abrazando y le bailaba con mucha sensualidad.

No pudo pensar lógicamente pero se dispuso a bailar también. Después de un rato parecía que estaban coqueteando vulgarmente y no bailando. No le importó. La joven era demasiado atractiva y aunque ella no era lesbiana sabía reconocer la belleza cuando la tenía enfrente, especialmente si se encontraba tan cerca. El entorpecimiento causado por el alcohol comenzó a desvanecerse conforme transpiraba; era un proceso lento pero le alegraba salir de esa situación de clara vulnerabilidad. Fue entonces cuando de verdad comenzó a divertirse, a olvidar al imbécil aquel, a...

Sintió los labios de la mujer sobre los suyos. Instintivamente abrió la boca para corresponder al beso. La otra aprovechó ese breve instante de aceptación para rozar su lengua. Una placentera corriente eléctrica le recorrió la columna vertebral y se instaló en los dedos de las manos, obligándola a aferrarse al cuerpo ajeno. De un momento a otro, el beso terminó. Sus manos se separaron bruscamente de la otra y quedaron colgando inertes.

— Llámame —le dijo la mujer justo antes de extender un papel con un número y un nombre garabateados.


Agarró el papel y antes de que tuviera tiempo de decir cualquier cosa, la joven de cabello largo se alejó de ella. Sin poder moverse, vio cómo se acercaba a una mesa, tomaba su bolso, se ponía un abrigo y salía del lugar. La siguió observando incluso mucho tiempo después de que se hubiera ido. Entonces recordó, ya con la mente más despejada, que seguramente era tardísimo. Se metió el papel a la bolsa de los vaqueros, se abrió paso entre la multitud para buscar sus cosas, las agarró y salió del lugar corriendo. Lo que olvidó por completo fue su amiga aún estaba en el "baño".

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