lunes, 20 de enero de 2014

Manos de mujer

Dime qué sientes cuando te miro, cuando recorro con deseo tu cuerpo prácticamente perfecto. ¿Te gusta? Sé que te gusta aunque no lo admitas, aunque te muerdas los labios cuando me acerco a tus pechos y evites gemir cuando llegas al orgamo. No mientas, que sea mujer en realidad no te afecta, pero el orgullo te hace voltear hacia otro lado cuando te penetro y te siento por dentro. ¿Desearías que fuera yo otra persona? Lo dudo mucho. Te toco y te humedeces, me deseas, te derrites cuando me tumbo boca arriba y me dejo hacer.

Y tú me enloqueces, me matas de pasión. Me encanta tu mirada perdida en mi cuerpo, tus uñas largas y cuidadas rasgándome la espalda, tus dedos pellizcándome un pezón... Luego bajas hacia mis nalgas y las apachurras, las golpeas con suavidad, las estrujas hasta hacerme gritar. Y entras, entras en ese lugar prohibido, con uno, con dos dedos, hasta que me tocas el fondo y me haces llorar de emoción. Pido más, más y más contacto con esas manos tuyas de mujer. Gimo, me retuerzo, termino sobre ti...

Pero así como llegas te vas, como si todo se tratara de compartir el placer durante media velada. No me quejo, no me opongo, tienes razón. La próxima semana vendrás y compartiremos de nuevo el lecho. Ahora regresa con tu joven esposo, con la vida que dejas atrás cuando estás en la buhardilla que me sirve de habitación. Me quedo sentada en la cama, desnuda, esperando que, mientras te vistes, lo que sientas por mí te traicione y te permita quedarte tres minutos más. No. Te das la vuelta, sales. Te observo por la ventana, una mujer más que regresa de hacer las compras del mercado.

Suspiro, no me visto. ¿Qué sientes cuando te desnudas frente al espejo de cuerpo completo que está en tu recámara y comienzas a tocarte pensando en mí? Cuéntame qué piensas cuando extrañas que mis manos frágiles y delicadas acaricien tu piel, cuando sabes que son manos de hombre las que te hacen el amor cada noche. ¿Piensas en mí? ¿Imaginas que soy yo? ¿Llegas a la culminación del placer con mis expresiones en tu mente? Te lo preguntaré cuando vengas la siguiente semana y, si respondes que sí, trataré de quedarme contigo para siempre.

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